Memoria y Unidad: Vigilia del Cabo Francisco Oliver Gómez

El 16 de julio, en el cementerio nacional Beechwood de Ottawa, no se escucharon disparos ni aviones, en una emotiva ceremonia organizada por la Embajada de Guatemala y el Comité de Soldados Latinoamericanos, se honró la vida y legado del Cabo Francisco Oliver Gómez, un héroe latino-canadiense que dio su vida en Afganistán en 2006.

Francisco nació en Venezuela en 1962. Hijo de padres trinitenses, su familia emigró a Edmonton en 1976. Desde joven, mostró vocación por el servicio y el liderazgo. El 16 de Julio de 1984 se enlistó en las Fuerzas Armadas Canadienses, sirviendo con valentía por 23 años en zonas de conflicto en Somalia, Bosnia y Chipre, antes de caer en Kandahar, Afganistán, víctima de un atentado suicida.

Francisco decidió no ascender más allá del grado de cabo, no porque no pudiera, sino porque creía en liderar desde el terreno, hombro a hombro con sus compañeros. Su elección reflejaba humildad, compromiso y una convicción profunda en el valor del trabajo colectivo.

El Capitán Ray Garcia-Salas, presente en la ceremonia, expresó que “en el campo de batalla no hay color ni raza, solo camaradas”. Esta frase resume el espíritu de unidad que Francisco encarnó. Su historia demuestra que la diversidad no es solo una característica del ejército canadiense, sino su fortaleza.

Los soldados latinoamericanos han tenido una presencia valiosa en las Fuerzas Armadas de Canadá. Este homenaje marcó la primera ceremonia oficial dedicada exclusivamente a reconocer su contribución. Y qué mejor figura para representar esta lucha silenciosa que Francisco, quien dejó su vida lejos de casa por la paz y la libertad.

La ceremonia incluyó oraciones en inglés y español, por parte del Champlain Yves Lesieur y su esposa evangelista Kathy Ann Lesieur, también se contó con un libro de memorias y palabras sentidas de veteranos, miembros de las fuerzas armadas canadienses y comunidad. No fue solo un acto simbólico, sino un llamado a no olvidar. Cada nombre, cada historia, merece ser contada y compartida.

Participar en estos homenajes es una forma de mantener vivos los valores que sostienen nuestra sociedad: solidaridad, valentía, compromiso.

Francisco no solo representa a los soldados. Representa también a los inmigrantes, a los latinos, a todos aquellos que, sin haber nacido en Canadá, han decidido darlo todo por este país. Su historia nos recuerda que la identidad canadiense es multicultural, resiliente y solidaria.

Memory and Unity: Vigil for Corporal Francisco Oliver Gómez

On July 16, at Beechwood National Cemetery in Ottawa, there were no gunshots or planes to be heard. In a moving ceremony organized by the Guatemalan Embassy and the Latin American Soldiers Committee, the life and legacy of Corporal Francisco Oliver Gómez, a Latin American-Canadian hero who gave his life in Afghanistan in 2006, was honored.

Born in Venezuela to Trinidadian parents, Francisco immigrated to Edmonton in 1976. In 1984, he joined the Canadian Armed Forces, serving with courage for 23 years in missions across Somalia, Bosnia, Cyprus, and ultimately, Kandahar, where he died in a suicide attack.

Though eligible for promotion, he chose to remain a corporal, leading from the ground, side by side with his comrades—an act of humility and commitment.

As Captain Ray Garcia-Salas stated during the ceremony: “On the battlefield, there is no color or race—only comrades.” Francisco embodied this spirit of unity and sacrifice.

This event was the first official ceremony recognizing the contributions of Latin American Soldiers in the Canadian Armed Forces. Through bilingual prayers in English and Spanish by Champlain Yves Lesieur and his wife Evangelista Kathy Ann Lesieur, heartfelt speeches, and a commemorative book, the community paid tribute not only to a soldier, but to an immigrant who gave everything for a country he chose to serve.

Francisco’s story is one of resilience, solidarity, and belonging—a reminder that Canada’s identity is built on diversity and shared values.

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